Cuando llevas muy poquito tiempo dando clases, secuenciar una práctica coherente puede resultar bastante abrumador. A parte de que al principio no sabes muy bien, cuanto tiempo te va a llevar cada cosa. Y es muy común extenderte más de la cuenta o al contrario apurar y acabar 10 minutos antes de lo previsto 😅
Por esto, hoy os comparto la estructura que utilizó a la hora de preparar mis clases online y presenciales:
1. Enraizamiento (5-10 minutos).
Unos instantes para aterrizar en el momento presente. Para mí lo que diferencia el yoga de una simple serie de ejercicios físicos, es el hecho de que es una práctica consciente. Por esto es tan importante tener este espacio para poder abrir un paréntesis, separando nuestra vida cotidiana de lo que está a punto de suceder, convirtiendo así la práctica en un ritual, un acto de autocuidado, de escucha activa de nuestro cuerpo y de nuestra mente. Es perfecto para hacer alguna práctica de visualización, técnica de mindfulness o un pranayama.
2. Calentamiento (5-10 min).
Generalmente se inicia de forma suave, despertando el cuerpo poco a poco, tomando conciencia de la respiración, y coordinando con el movimiento. Adaptó el calentamiento en función de lo que quiero trabajar en cada clase para ir preparando el cuerpo y hago ejercicios de movilidad articular funcional.
3. Saludos al Sol (10-15 min).
No pueden faltar en mis clases, aunque no necesariamente en su interpretación clásica. Aquí se introducen posturas y dinámicas que no forman parte de la secuencia tradicional para: 1. Seguir avanzando hacia el objetivo de la práctica, 2. romper con un patrón habitual y volver a atraer la atención de aquellos alumnos que se han distraído o directamente se han olvidado de apagar el piloto automático.
4. Posturas de pie (20 min).
La parte central de la clase. Antes, hacía clases genéricas para trabajar el cuerpo entero, ahora ya no (la práctica cambia con el tiempo y la manera de compartir también) esto no quiere decir que hay algo malo en las clases generalizadas solo que a mi a día de hoy, no me sirven.
Ahora busco eficacia tanto a la hora de hacer mi propia práctica como a la hora de enseñar, por esto elijo centrarme en alguna parte del cuerpo o en algún movimiento en concreto. Y por tanto todas las posturas de pie van encaminadas hacia este propósito. Cada asana es un pequeño detalle de un mecanismo, donde cada pieza cumple una función y está perfectamente integrada en el dibujo de la clase. Lo mismo se aplica para las posturas de suelo que me llevarán otros 10 minutos aproximadamente.
5. Cierre/Savasana (10 min).
Para terminar posturas de cierre que incluya invertidas, qué ojo, no tienen porque ser complejas.
También puedes incluir puentes. Aunque de nuevo, si la práctica no estaba enfocada en preparar el cuerpo para las extensiones, tómatelo suave, quizás sirviéndote de setu bandhasana o incluso puente sostenido.
Culminando en Savasana para dejar ir el esfuerzo de la práctica y la tensión psíquica acumulada.
¿Por qué es importante saber cómo secuenciar una clase de yoga?
Si eres profesora es importantísimo saber secuenciar clases de yoga coherentes para que tus alumnas se puedan beneficiar al máximo: desarrollar nuevas habilidades, explorar las limitaciones de su cuerpo y su mente, progresar en su práctica, aprendiendo las nuevas posturas de una manera segura y progresiva.
Por otro lado, si eres alumna, saber secuenciar te ayudará a entender mejor tu cuerpo y a construir tu auto práctica - imprescindible para los practicantes avanzados.
Si estás interesad@ en adquirir herramientas para despertar tu creatividad y transformar tus clases con secuencias innovadoras y divertidas, te espero en el Taller de Secuencias Dinámicas ;)
Escrito por:
Yulia Persova